P R O Y E C T O S

 

 

EN TRÁNSITO

 

iconotransito

En tránsito es un proyecto fotográfico en donde se han retratado personas evitando las convenciones que se adueñan del comportamiento de los retratados cuando se saben observados por el objetivo de una cámara.
Mi propósito al introducir la cámara en un espacio urbano específico ha sido captar el gesto corporal, la expresión del rostro, la dirección de la mirada, el espacio.
Pero al mismo tiempo, he querido mostrar cómo se relacionan las personas entre sí, con sus pertenencias y con el espacio que circunstancialmente ocupan. En definitiva, "datar" y"detallar" a los individuos que se encuentran en ese "no lugar" que es el ámbito destinado al tránsito de personas. 
He querido precisar qué relación existe entre esas personas y el lugar concreto de la ciudad, que transitoriamente lo acoge. Poner de manifiesto cómo puede convivir el roce físico, con la total falta de comunicación entre individuos, en esa zona media, que es el recinto de espera de una estación de autobuses, en donde el tiempo queda suspendido entre la llegada del pasajero y su ya predecible partida. Espacio metafórico, alusivo -al fin y al cabo- a la soledad del hombre contemporáneo.
En la realización del proyecto se han manejado conceptos como azar, aleatoriedad, espacio universalizador, vigilancia, toma escindida, disolución del autor. Y he querido comportarme no como un entomólogo preocupado por la perfección del orden taxonómico, sino como un naturalista que lo que trata es de comprender, desde la más rigurosa objetividad, el comportamiento de los sujetos que observa.
La serie, que consta de 100 fotografías y se incardina en un proyecto más amplio denominado “La Ciudad: Espacios del Anonimato” ha sido realizada en la Estación de Autobuses de Málaga.

 

 

LA CIUDAD REVELADA

 

LACIUDADREVELADA

En este trabajo se ha pretendido fotografiar la ciudad más allá de las lecturas tradicionales, obviando todo lo que una visión simplista y estereotipada pudiera llevar a obtener un corpus fotográfico que mas tuviera que ver con una guía turística que con una visión personal de la ciudad.


La ciudad, como metáfora de la vida, ofrece un sin fin de posibles elecciones, pero es el criterio del fotógrafo el encargado de elegir, de acotar. Y hay tantas posibles imágenes como miradas diferentes ante una misma escena.


Ocurre como si de una revelación se tratara: caminas por una calle cualquiera y algo te llama poderosamente la atención; acaba de ocurrir una epifanía y es eso y no otra cosa el objeto de tu atención; te das cuenta que lo que vas a fotografiar es una simple puerta o un maniquí o unos zapatos, pero es lo que te ha sido revelado en ese momento, y por eso estás ahí, porque solo tu puede hacer esa fotografía.

 

 

 

FLÂNEUR

 

iconoflaneur

El término "flâneur", hace referencia a una figura de la vida cotidiana, a la de un paseante, cuya actividad es solo concebible bajo circunstancias específicas en términos de desarrollo urbano y que son propias a la forma de vida occidental.

La irrupción del flâneur se manifiesta como correlato de los adelantos técnicos iniciados en Londres y posteriormente introducidos en el París de la segunda mitad del siglo XIX, y que permiten que las relaciones de los hombres en las grandes ciudades se distingan por una preponderancia de la actividad ocular, de la función de mirar. Con la aparición de los distintos medios de transporte, resulta un imperativo el hecho de tener que mirar al otro, y en ese sentido todo hombre deviene objeto de misterio y de elucubración por parte de sus semejantes. El flâneur es un paseante, pero uno que "callejea", y como tal se hace evidente su pertenencia exclusiva a la vida cotidiana urbana. (R. Arriagada) y tal vez porque la modernidad sólo ofrece la calle al individuo para seguir siéndolo, surge el paseante solitario (J. J. Rousseau), transformado en flâneur

El fotógrafo puro es irrevocablemente un flâneur y un flâneur tiene alma de fotógrafo. “El fotógrafo es una versión armada del caminante solitario que explora, acecha, recorre el infierno urbano, el paseante voyeurista que descubre en la ciudad un paisaje de extremos voluptuosos”(Susan Sontag)

 

 

LO EFÍMERO

 

IconoEfimero

Desde su nacimiento, una de las características más importante de la fotografía, ha sido su capacidad para aislar el instante y representarlo de forma fidedigna; de tal manera, que la imagen fotográfica se encuentra atada en el tiempo a su referente, del que no solo es representación, sino index; por eso, y desde el momento de su aparición, ha tenido la categoría de  paradigma de la realidad visual: si una fotografía lo muestra, es que así ocurrió.

En su origen, cada fotografía lleva implícito además del  “esto ha sido”, la capacidad para detener el tiempo, evitando la finitud de su referente, dotándolo de longevidad, logrando hacer persistente lo efímero.

Pedirle a la fotografía que represente lo efímero parece una contradicción. Es verdad que podemos fotografiar mínimos espacios de tiempos, instantes verdaderamente efímeros, pero desde el mismo momento en que la fotografía se apropia del referente, este queda fijado por un tiempo que puede ser tan largo como larga sea la vida del soporte donde se ha fijado. La fotografía despoja de su calidad a lo efímero, haciéndolo perdurable, fijando en el tiempo una fiel representación de ese momento.

Y es al representar la figura humana, cuando la fotografía adquiere toda su plenitud a la hora de ser impermeable al paso del tiempo, renovándose cada vez que miramos un retrato, lo que jamás se volverá a repetir existencialmente: el referente puede ya estar muerto (la vida es efímera) pero no en su imagen reproducida.

¿Pero qué pasa si al contemplar una fotografía el espectador no encuentra en el plano pictórico nada identificable?

¿Qué ocurre cuando la representación es tan imprecisa que apenas hay representación?

¿Cómo representar lo efímero sino es a través de un metáfora?

 

 

 

AD LIBITUM

 

Ad_libitum

 

Ad libitum, se utiliza en música para indicar que un pasaje determinado puede ser ejecutado libremente, a voluntad, sin estar sujeto a la rigidez marcada por el “tempo”.

En medicina, esta expresión (ad lib.), le indica al paciente que la toma de la medicación prescrita no está sujeta a pauta alguna, pudiéndose administrar según se desee.

De esa forma ––ad libitum–– es como fueron realizadas estas fotografías, sin ningún plan preconcebido, sin la existencia de un proyecto previo.

No hay un hilo conductor, no hay una serie, no hay una homogeneidad temática; sencillamente se ha fotografiado algo que en cierto momento y de una forma espontánea ha sido capaz de captar la atención del fotógrafo.

En definitiva, esta colección de fotos responde más a una elaboración a nivel intuitivo, pre-consciente, que a la presencia de un estricto cálculo fotográfico: No es exactamente el producto de una reflexión estética ante la presencia de lo que se va a fotografiar.

 

 

LA CALLE:UN ESCENARIO

 

 

La fotografía de Daguerre de 1838 (vista del Boulevard du Temple de París), inauguró -involuntariamente- un género (aunque conviene señalar que esta primera imagen urbana no se corresponde con lo que hoy entendemos por street photography). Este icono primigenio registra  -en una primera impresión-, el bulevard desierto, ausente todo rastro humano; una ciudad sin vida, sin el bullicio propio del París o cualquier otra ciudad de la época. La ciudad detenida en el tiempo, inerte; el único vestigio vital es la presencia de dos hombres, con cierta borrosidad, que interpretamos como un limpiabotas y el cliente al que lustra el calzado.

En la historiografía fotográfica sin duda el autor fundacional del género ha sido Eugène Atget, generador de una poética mirada sobre el París menos monumental y más popular; escaparates comerciales, vendedores ambulantes, personas anónimas o prostitutas que poblaban el viejo París que no fue afectado por la renovación urbana de Haussmann.  Atget aporta una  fresca y novedosa mirada sobre la ciudad que atiende a los aspectos más cotidianos y desapercibidos. Cartier-Bresson, Brassai, Walker Evans, … y tanto otros clásicos, como la recientemente descubierta Vivian Maier, han sido ilustres renovadores del género.

“Para mí la fotografía es el arte de la observación. Se trata de encontrar algo interesante en un lugar ordinario … Me he dado cuenta de que tiene poco que ver con las cosas que ves y mucho con la forma en que las ves”, así describe Elliott Erwitt el escenario de lo cotidiano del que se nutren los street photographers -flâneurs- contemporáneos. Deambuladores en búsqueda de imágenes que se diluyen en el espacio público, espacios de encuentro y/o de tránsito; espacios de búsqueda del anonimato o del reconocimiento.

Carmen Dueñas

 

 

 


2000-2021 Copyright ©  miguelurbano.com